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domingo, 28 de octubre de 2012

Adiós a los onces de cada mes.


Adiós. Adiós a nuestro futuro, porque todo ha terminado. Y supongo que “hola” a todos esos recuerdos que siempre van a quedar conmigo y que no volverán. ¿Recuerdas nuestros días y nuestras noches? El olor de mi colonia de vainilla en tu chaqueta, los besos a escondidas y el querernos lo mínimo como para querer intentarlo.
Yo no olvido tu sonrisa, soy incapaz de hacerlo. Realmente soy incapaz de olvidar cualquier milésima de segundo que haya sido contigo. Ni los mejores ni los peores momentos. Las canciones que bailamos y las risas en nuestro pequeño rincón del pueblo. La estúpida sensación de que esto podría crecer algo más de lo que creímos posible…
Pero hasta las mejores cosas tienen su fin queramos o no, y si tenía que ser así, iba a serlo. Aunque creo que han sido ilusiones poco merecidas para un corazón tan enamorado, la verdad. Porque todo comenzó con algo pequeño que se hizo un pelín más grande cada día, lo que hizo que la inocencia de unos simples “amigos con derecho a roce” acabase en dos idiotas sin saber que hacer a partir del final del verano.
Quiero suponer que le di demasiado espacio a mi imaginación, que nos creí cerca de lo perfecto y en realidad, ni la perfección existe, ni nadie nos ganaba a imperfectos, y que, al fin y al cabo, siempre le toca perder a uno de los dos, y esta vez tenía que ser yo.
Ahora, a parte de echarle de menos, tengo dos posibilidades. Llorar, cada noche junto a mi almohada, solo por no llorar durante el día, e intentar olvidar a base de tequila; o intentar sacar lo bueno, mirar atrás sin arrepentimiento, y decirme que todo volverá a ir mejor. Porque no merece arruinar el presente con más lágrimas si el pasado ha sido de lo mejor que has tenido… Así que me pinto una sonrisa y espero. Espero a que pueda ser verdadera gracias a ti o a algún otro si consigo olvidarte. Hasta entonces, te extrañaré, tenlo en cuenta.

viernes, 19 de octubre de 2012

Tú.

Me encantaría poder decirte a la cara que cada vez que te miro, muero. Que me entran escalofríos si tu mirada y la mia coinciden; si me sonríes, sonrío al instante. A veces me entra la locura y lo único que quiero es verte y estar contigo, a veces me escaparía para ir en tu búsqueda, creo que estoy loca a todas horas. Seré tonta pero lo que más hago a lo largo del día es buscarte, buscarte entre la gente para que te fijes en mi y me guiñes un ojo, yo te sonría y agache la cabeza. Me embobo cada vez que te miro, no me canso y estaría así toda la vida, que da igual si te das cuenta o no, yo con mirarte soy feliz.
¿Qué cojones has hecho? En serio, ¿Qué cojones has hecho para enamorarme tanto y tan rápido? Te has convertido en mi primer y único pensamiento a lo largo del día.
Pero, ¿Qué coño hacemos, por qué somos tan tontos? Realmente nos queremos pero no pasa nada. No me tomes como una loca que quiere que las cosas vayan deprisa, para nada. Pero pienso que somos tontos, que nos merecemos ser felices, pero juntos.
Que si te veo, aunque sea a lo lejos me entra la risa tonta o mejor dicho, pongo una sonrisa de gilipollas, o quizás sea de enamorada.
Ante todo, decirte que no quiero cagarla contigo, que eres increíble! Eres tan especial, necesario e imprescindible en mi vida...
Creo que sobra decir que mis días preferidos son los de lluvia, que tengo un cierto amor a los pingüinos y que odio el bacon.
Quizás todo es más fácil de lo que creemos y lo estamos complicando, o quizás lo veo más fácil de lo que realmente es.
Olvida todo lo que te he dicho y lo que no he llegado a hacer, olvida al mundo, olvidémosle juntos. Pero ten claro que te quiero por encima de todo.

jueves, 11 de octubre de 2012

N.

"Dos meses loquito por ti."

Puedes conmigo. Déjame ser tuya... ♥

domingo, 7 de octubre de 2012

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Dicen que no existen finales tristes, que todo tiene que acabar bien. Que si una historia ha acabado mal, es porque aún no ha llegado su fin. Que aún queda recorrido hasta ese final mínimamente feliz que hará que el día torne un poco más soleado y las ganas de reír vuelvan.
Yo creo que es verdad, que hay que pensar siempre que, caminemos hasta donde caminemos y con quien lo hagamos, lo bueno siempre nos estará esperando. Y que, de alguna manera, casi todo lo malo aporta cosas buenas, cosas que te ayudan a crecer y a no volver a equivocarte. Quizás incluso a que al final sepas quererte como te mereces. Por ello, días como hoy, en los que aún no me ha ocurrido nada que pueda desmoronarme las ideas, grito al mundo que hay que ponerle buena cara a lo malo y aprovechar y disfrutar lo bueno que tenemos. Que todos nos merecemos nuestros malos días, llorar de vez en cuando, y ponerle mala cara al espejo cada vez que lo miramos con desgana para ver lo mismo de siempre. Pero que todo tiene ese pequeño 'click' que puede provocar el cambio para llegar a ese esperado final mejor que el anterior.

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