Si, odio que me cuentes lo mucho que te gusta, lo mucho que te ha marcado. Tus ganas de verle, de hablar con él otra vez ¿Por qué? No, no tengo nada contra ti, y me parece de lo más normal todo lo que sientes, pero es él. Es quien más me ha llegado, es quien consiguió conquistarme en esos días de verano, a quien voy a querer de seguro todos los días de mi vida, porque fue poco desde fuera, pero demasiado desde dentro. Yo te sigo escuchando, y contestándote todas esas cosas que te digo para que... sonrías. Pero no quiero. Mejor dicho, no puedo. Me duele que puedas tener razón, que esté a tantos kilómetros, que yo también le echo de menos cada segundo que pasa, que no hagas por dejarlo pasar como prometes cada vez que sacas el tema. Me duele querer lo mismo, y no poder hacer nada, principalmente, por ti. Es él. Perfecto, imperfecto...
Lo siento, no puedo.
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