Es cuando me pongo a llorar a escondidas con su música de fondo y pienso en lo lejos que está y en el tiempo que me queda para volver a verle. Y si, cada vez es menos. Tres, cuatro meses. Es menos, pero no poco.
Evitemos recordar esa noche de estrellas antes de que te marchases; en la que me apoderé de ti y no te soltaba. Y de ello avisé a los presentes, por unos minutos serias mio, mientras intentaba retener mis lágrimas.
Esos recuerdos que tanta confusión, entre felicidad y tristeza, me provocan... Dejémonos de obviedades, quiero gritarle al mundo que te echo de menos.
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