Ya han comenzado los días de tormenta. Y no hablo solo del sonido de la lluvia contra el cristal, acompañado de truenos y relámpagos. Hablo de que en breves esto se va a hundir más aún, y que yo voy a ser quien salga perdiendo. Como siempre. Aunque me arriesgaría diciendo que ya he perdido, al menos bastante. ¿Que mire lo bueno?¿Que sea positiva con respecto a todo lo que he pasado? Si, lo soy, lo tengo en cuenta. Y por supuesto, lo recuerdo constantemente. Pero cuesta. Cuesta pensar que tienes algo en tus manos que quieres con todas tus fuerzas y que va a desaparecer como si de humo se tratase. Cuesta creer que después de todo, sigas siendo tú la que le ha dado más importancia a esta historia y la que va a pasar meses preguntándose donde coño se esconde la felicidad, o quien cojones te la a robado...
En realidad, supongo, no debo quejarme. Hace casi dos meses me veía ahora estando como estoy. Pero porque acepte ese trato de felicidad momentánea y tortazo de gran calibre a largo plazo. Idiota... Sabias que pasaría. Sabías que el frío se llevaría sus abrazos...
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