Solo se que me subiré en unos zapatos bien altos, de tacón; que definiré a la perfección la raya superior de mi ojo y me pondré ese vestido que tantó me costó encontrar. El coche, conducido por mi padre, y con mi madre de copiloto, me llevará frente a aquel lugar al que llevo llendo desde los tres años, y al que voy a echar de menos. Hoy será nuestro día, unos de esos tantos que recordaremos con una sonrisa enorme y pequeñas gotas saladas apunto de caer. Comenzará todo para nuestro final. O no. Nadie firmó nada de finales más que para final de curso. Todos entraremos, nos miraremos, sonreiremos a todos lados, mientras intentamos no llorar solo porque no se nos corra el rimel (ellos simplemente no lo harán... porque no les dará la gana.) Y al final de todo, cuando parezca que todo ha acabado, comenzará la fiesta...
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