Llega la noche. La noche y las ganas de besarte. De que nos quedemos atontados en tu puerta con ese cielo que Madrid no deja ver. Ganas de pedirte, aun sin que sea posible, que durmamos juntos. En tu cama, en la mía, o en mitad de ninguna parte. Pero juntos. Poder sentir el tacto de mis dedos acariciando tu nuca, y la fuerza de tus manos atrayéndome hacía ti, agarrándome el trasero. Mirarte fijamente, ver tu sonrisa...
Que aparezcas detrás mio y comencemos a bailar, como a mi me gusta. Y que pueda agarrarte la mano en cualquier momento, y sentir que no quiero soltarla por miedo a que esto termine. Un 'algo' que empezó parecido a nada, que no tiene rumbo fijo ni apenas etiquetas. Que cada día me gusta más, pero que como el verano, se acaba con él.
Me enseñaron que la esperanza es lo último que se pierde, y en estos momentos cuesta creer que todo pueda ir mejor. Aún mejor...
Solo espero que... Tú me eches tanto de menos como yo a ti...
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