Ahora mismo podría soltar entre estas letras mil y un sentimientos. La mayoría negativos.
Todo acaba alguna vez y esta no iba a ser distinta. Pero odio los corazones rotos, las heridas que tardan tanto en sanar, las caras de tristeza, las lagrimas escondidas tras largos mechones de pelo, que siempre ocultan más de un día malo.
Para que negar que con él he sido feliz. Mucho. Que ha sido capaz de demostrar que me quería con pequeñas cosas. Pequeñas cosas que acababan siendo grandes con el paso del tiempo. Pero llegan días negros en los que todo ha cambiado... Y al final solo te queda asumirlo, soltarlo con lo ojos rojos a punto de estallar, llorar una vez más y confiar en que todo, a partir de ahora, salga bien...
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